sexta-feira, 29 de junho de 2007

EN EL SILENCIO DE LA MADRUGADA

La noche llega como restos diurnos,
Que en la madrugada dejarán
El rocío de la mañana, en los puños
Cristalinos de las águas que reverberan.

Extraña llama baja sobre mí,
Que los espejos de agua satinan,
Son rosas, mal-me-quieres o jasmín
Pájaros de fuego que todavía trinan
Celebraciones mil de mil seducciones,
En el ramage ondulante o en la brisa
Aparente, teñiendo el aire de canciones.
Ah!, que todos los vientos de sudán,
Tengam aquí su brisa
Y que palpite fuerte mi corazón.

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