Zapatos maltrechos,
envejecidos por el tiempo,
que se dejan al olvido
como cuero hediondo.
Pasadores que los atan
a una vida caminante,
cual cordón umbilical
los une hasta la muerte.
Incongruencia del destino.
Juntos se deforman,
encallecen: suelas, plantas,
luego abruptamente...
separados para siempre.
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