Mi ser conturbado no encuentra descanso
En cuanto no viera en el Hombre el remanso suyo
La paz tan deseada, por modesto contributo,
A que el se propone enteramente con intuición
De hacer de este un mundo mejor, providente
Tornándose y actuando con el y toda la gente
Como cosa única, que todos debemos cuidar
Y solemnemente cumplir con la palabra preservar.
Y son días de agonía y de fiebre, al torturarme,
En la inseguridad de las causas, de conciencia atroz
Pues tantas son las veces, que me hace dudar.
Sólo la esperanza que es siempre la última a morir
Libérame un poco, al fin, de este mi algoz,
Creer, que la humanidad sabrá sobrevivir.
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