quinta-feira, 22 de novembro de 2007

Espíritus

Espíritus sabios y benevolentes,
mensajeros de Dios,
cuya misión es asistir a los hombres
y los conduces a la buena vía,
sostenedme en las pruebas de esta vida;
dadme la fuerza de sufrirlas sin murmullo;
desviad de mí los malos pensamientos,
y haced que yo no dé acceso
a ninguno de los malos Espíritus
que intentarían inducirme al mal.

Iluminad mi conciencia sobre mis defectos,
y levantad por encima de mis ojos
el velo de orgullo que podría impedirme
de percibirlos y de confesarlos a mí mismo.

Vosotros, sobre todo, mi ángel guardián, que veláis particularmente por mí,
y vosotros todos, Espíritus protectores
que interesaos por mí,
haced que yo me haga digno
de vuestrabenevolencia.

Vosotros conocéis mis necesidades;
que sean satisfechas según el deseo de Dios...
Asi sea

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