No tendría que haberme enamorado de tí,
No fueses tú, oh mujer!, tan linda,
Que me dejaste la vida medio así,
Sin saber de mí, sin reconocerme.
Cae la lluvia de verano sin razón,
Como no hay razón en quién ama,
Pero qué decir de este pobre corazón,
Que se encendió como una gran llama.
Lo que me suele decir es que ya no se
Vivir sin tí, sin tu cariño,
Por tí, entregarme, no lo haría jamás.
Ah, mujer mía, y dulce niña,
Me quitaste de los hombros todo el miedo,
Con tu faz cándida, como el satén.
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