En los deslumbramientos, que esta vida nos trae,
Es fácil olvidar u omitirnos, quien nos rodea;
De buen juicio – ciegos para el mundo – incapaz,
Somos como aquel velo que nos considera y nortea.
Pasamos por encima de los otros como acto vulgar;
No conversamos mas, imponiendo nuestra verdad;
hasta que, por fin, inermes, después de tanto juzgar,
Reclamamos de los otros, la falta de solidaridad.
El mundo precisa mas de lo que nunca de todos nosotros,
Que seamos vecinos, unos de los otros – hasta el fin,
Para que no mas, en esta vida, caminemos a solas.
Basta poner el orgullo de parte y ser genuínos,
Recorrer la palabra, que nos dice del no como del si,
Y escuchar allá de lejos o rústico ribombar de mil sinos.
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